La transición de los vehículos de combustión a los eléctricos prácticamente no será posible, de acuerdo con el estado actual de la técnica, sin una materia prima clave: el litio.
Pese a que se descubren cada vez nuevos yacimientos a nivel mundial, el llamado “triángulo del litio”, compuesto por Argentina, Bolivia y Chile, adquiere así una relevancia especial.
La visita de Boric
Dado a que fracasó la cooperación que Alemania planeaba llevar adelante con Bolivia en la materia, y en Argentina se avanza con lentitud, Chile pasa cada vez más al primer plano.
De acuerdo con los datos actuales, Chile es el país con las mayores reservas mundiales de litio: 9,3 millones de toneladas. La próxima visita del presidente chileno, Gabriel Boric, quien es esperado este 9 de junio en Berlín, alimenta esperanzas de que una asociación esté al alcance de la mano.
“Para Chile es muy importante diversificar sus relaciones económicas internacionales”, dijo hace poco el ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alberto van Klaveren, durante una visita a Berlín. Y recordó que Chile ya ha sentado las bases para una estrategia nacional del litio. Esta contempla que el Estado mantenga en lo fundamental las riendas en sus manos, pero siga abierta la puerta a las inversiones privadas.
Chile intenta desarrollar un sistema de abastecimiento energético sostenible y utilizar los recursos disponibles: energía eólica, energía solar, litio y, en el futuro, hidrógeno verde. “En todas esas áreas hay posibilidades de una mayor cooperación con Alemania y Europa”, dijo el ministro. Tanto mayor es la expectativa que genera la visita de Boric.
Europa depende de la importación
“Por un tiempo previsible, Europa tendrá que cubrir con importaciones una gran parte de sus necesidades de litio. La Agencia alemana de Materias Primas calcula que, hasta 2030, quizás se podría cubrir un 25, o a lo sumo un 40 por ciento de la demanda de la UE mediante producción propia”, dice a DW el asesor económico alemán Carl Moses, en Buenos Aires.
Pero atenúa las expectativas: “Un acuerdo con Chile sobre litio sería ciertamente una buena noticia, pero no un motivo de euforia. Desde hace años ya no se ha emprendido en Chile ningún proyecto significativo más”, apunta.
Un acuerdo bilateral con Chile sería beneficioso, sobre todo, porque el Estado chileno tiene y mantendrá un amplio control sobre esta materia prima. Pero, según Moses, cabe esperar que el mayor aumento de producción tenga lugar en los próximos diez años en Argentina, donde la empresa privada marca la pauta.
Fondo de materias primas
Moses considera una buena idea estratégica la creación de fondos de materias primas que tiene lugar en diversos países de la UE. “Mi única preocupación es que esos recursos puedan no fluir hacia los usos más eficientes”, dice el especialista.
A su juicio, tendría sentido fomentar con esos fondos numerosos proyectos relativos al litio ya en su fase de exploración. En esa etapa se requiere relativamente poco capital, pero es especialmente difícil conseguir financiamiento privado, debido a los altos riesgos, según Moses. “Con mil millones de euros se podrían fomentar más de cien de esos proyectos, en los que la UE o algunos estados miembros estarían desde el comienzo al timón”, indica.
Riesgos y rentabilidad
En la carrera global por el litio, China lleva actualmente la delantera. “Diversos países, sobre todo China, se están asegurando desde hace tiempo el acceso a yacimientos de litio de alta calidad”, dice a DW el experto en Latinoamérica Christian Hauser, profesor de la universidad técnica de Graubünden.
“Los empresarios alemanes y europeos temen a menudo los riesgos ligados a la exploración de litio. Una estrategia sobre la materia debe crear un marco de condiciones para que las inversiones riesgosas valgan la pena”, agrega.
En su opinión, es necesario desarrollar además nuevas tecnologías que reduzcan el impacto ambiental de la explotación del litio. También en este aspecto podrían hacer un aporte importante las empresas alemanas y europeas.
“La extracción de litio no solo atañe al medio ambiente, sino también a la gente”, señala el economista Hauser. “Por eso es importante involucrar a los diversos actores locales y a las comunidades indígenas en los proyectos. Entonces, el litio podría contribuir no solo a la transformación ecológica, sino también a la transformación social”.
Vía: DW